martes, 1 de enero de 2013

Heridas que me han hundido y me han levantado.

Prometí no hacerlo, prometí no volver a enamorarme, prometí que no iba a dejar mi corazón en manos de un hombre, que jamás y nunca volvería a permitirme correr el riesgo de que lo rompieran una vez más.
Traté de grabarlo con fuego en mi corazón, pensé que todas las heridas que llevaba en el serían suficientes para hacerle entrar en razón. No, no te enamores le dije una y otra vez.
Y apareció él, y con él surgió una gran guerra, mi cerebro contra mi corazón.
Mil veces intenté dejar de lado al corazón, y centrarme en lo que decía mi cabeza, mil intentos , mil intentos fallidos.
Traté de engañarlo, traté de hacerle entrar en razón, traté de que comprendiera que en el amor siempre se sufre.
Finalmente me volví a dejar llevar por él, volví a caer en el juego de los enamorados, porque por más que luché perdí la guerra, y sinceramente lo agradezco, porque tras tanto sufrimiento y olvido, comprendí que es mejor amar y perder, que nunca haber querido.



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